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[:es]Existen muchas formas de componer la letra de una canción. Casi tantas como personas que a día de hoy se encuentren componiendo o aprendiendo.

No obstante, existe una serie de consejos que pueden seguirse desde el principio con el objetivo de ir mejorando la técnica y adquiriendo experiencia.

El argumento.

Lo principal es tener más o menos clara la temática de la canción. Una temática no tiene por qué estar formada únicamente por un único tema, sino que pueden coexistir varios relacionados entre sí. Por el contrario, y aunque también es posible hacerlo, resulta mucho más complicado comenzar a escribir si el «argumento» no está definido. Los temas pueden ser reales o imaginarios, estar basados en experiencias personales o no, en sentimientos, situaciones, sensaciones, cualidades, valores, etc.

Papel y boli.

Una vez elegida la temática, hay que ponerse manos a la obra. Lo más recomendable es utilizar papel y bolígrafo. Principalmente por aquello de no matar la creatividad desde el principio o caer en la «frialdad» que tiene escribir en la pantalla de un ordenador, otra opción igual de válida y respetable. Lo mejor es elegir aquella en la que te sientas más cómodo.

Crea la melodía de la voz.

Si compones con un instrumento, comienza a tocar los primeros acordes que ya tengas preparados. Si tienes una demo o maqueta de la canción, reprodúcela y escúchala solamente a través de un casco (deja libre el otro). De esta forma, podrás sentir cómo tu voz encaja mejor con la pista de audio (a nivel de volumen).

Lo más recomendable es, en este punto, comenzar creando la melodía principal (las notas) de la voz. El objetivo es que ésta sea pegadiza, tenga cierta gracia y contenga un buen gancho que atrape al oyente desde el principio.

Lo más habitual es que el tema tenga la estructura A (verso) + B (coro) + C (verso) + B (coro), en la que el coro representa lo que se conoce como estribillo. Por tanto, se deberían crear dos melodías de voz. Una de ellas para las partes A y C, y la otra para la parte B (estribillo).

También puede ocurrir que quieras incluir un puente (D), en el que modifiques ligeramente la melodía que acompaña a los versos, con el fin de hacerlos más atractivos y preparar al oyente ante la llegada del coro. En ese caso, tendríamos por ejemplo la estructura A (verso) + D (puente) + B (coro) + C (verso) + D (puente) + B (coro).

Ideas, ideas y más ideas.

Ahora es cuando puedes empezar la casa por el tejado. Ya hemos definido la(s) melodía(s) de la voz y toca escribir la letra. No es estrictamente necesario escribir en el orden de la canción. Puedes comenzar por la parte principal (estribillo) si sientes que estás mucho más inspirado o que te transmite más. Si es así, comienza por ahí.

Escribe y escribe. ¿La melodía te sugiere emociones y/o imágenes? Trata de plasmarlas en la letra. ¿Tienes en la cabeza una o dos palabras «clave»? Anótalas y parte desde ahí. Quizá no acaben ocupando ese mismo lugar, pero te habrán ayudado a darle forma inicial al mensaje de la letra.

Si quieres contar una historia, básate en un orden sencillo: introducción, nudo y desenlace. También puedes seguir la estructura pasado, presente y futuro. Utiliza frases sencillas, que sean cortas y que puedan comprenderse fácilmente.

Escribe

en tiempo real.

No te atasques en una parte concreta de la canción. Toca o escucha versos o estribillos completos. No pierdas de vista el todo, el hilo conductor. Deja que fluyan las ideas, ya habrá tiempo más tarde de (re)ordenarlas. Puede que ya tengas algo para el min 00:02 y para el 00:35, ¡genial! Lo fundamental es avanzar, más tarde podrás completar las partes que todavía faltan por escribir.

En ocasiones, necesitarás cambiar varias veces las melodías de la voz con el objetivo de que cuadren mejor unas con otras y encuentres finalmente tu esperado gancho. Por ejemplo, nosotros tuvimos que hacer 3 pruebas diferentes hasta dar con el gancho y la melodía definitiva de nuestra canción ‘Time’.

Graba tu voz y analízala.

Una vez tengas el esqueleto de la letra, graba tu voz. Si tienes un pequeño estudio, grábala a través de un micrófono. En caso contrario, puedes utilizar por ejemplo una grabadora. La idea es que escuches tu propia voz y veas que tal suena a capella. Posiblemente haya alguna parte que quieras corregir o adaptar. Quizá escuchándote «externamente», te des cuenta de que hay una parte que tiene un buen gancho y que puedes potenciar todavía más.

Algo muy recomendable suele ser también improvisar, ya que gracias a ello, pueden surgir nuevas melodías. Puedes partir de la letra que estás creando y cambiar los tonos o el ritmo. Graba de nuevo tu voz y vuelve a analizarla, seguro que te será muy útil escuchar tus improvisaciones.

Y como todo, ¡no dejes de practicar! Cuando ya estés preparado o preparada para pasar a la siguiente fase y grabar tu voz en un programa de edición de sonido, en nuestro Diario de Estudio también encontrarás algunos consejos.

Hasta aquí, unas primeras pinceladas acerca de cómo abordar la composición de la letra en una canción. ¿Te apetece darle una escucha a nuestros temas? Visita nuestra sección Discografía. ¿Tienes alguna duda técnica? Envíanos un email a info@airlocksound.com o mándanos un mensaje a través del formulario de contacto. ¡Hasta pronto![:]

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